Tumbaron al
hombre, pero no a la idea.
El
que conoce, o ha vivido los últimos 60 años de la historia, sabe todas las
trabas que ha superado el hombre; desde revolucionar el sistema social,
educativo y económico de un país, hasta poner un pie en la mismísima luna. Poco
a poco nos hemos ido liberando de las restricciones físicas y mentales que se
nos han presentado, alzando la voz y haciéndonos escuchar, pero todo esto se ha
logrado porque la humanidad decidió ponerse de pie, luchar por sus ideales y
por lo que en un momento pareció correcto.
Las
elecciones de este 16 de Diciembre reflejan una decepción profundísima, casi
tocando la indiferencia. Tras un año lleno de expectativas políticas para los
distintos sectores de la población, sólo uno se vio tan altamente perjudicado
que decidió abstenerse en esas elecciones luego de una masiva participación el
07 de Octubre.
La
abstención, de alguna manera, es una decisión de voto: Cuando pocos se
abstienen, es una estadística, cuando muchos se abstienen, es un mensaje. El
problema de abstenerse es que se entra en un círculo vicioso del cual es muy
difícil salir, en una premisa básica < si te decepcionaste el 07 de Octubre,
no votas el 16 de Diciembre, como te decepcionas más aún por los resultados,
decides volver a abstenerte para las elecciones de alcaldes >, y así. Pronto,
toda la esperanza que tenías, ha desaparecido.
Esto
no es una actitud propia del venezolano, quien siempre ha sido irreverente,
caprichoso, con la cabeza en alto a pesar de tener unos malos días. El
venezolano se levanta y vuelve a luchar, así fue con El Proyecto Cumbre y el
Monte Everest, La Vida Boheme con los Grammys, el maestro Abreu con el sistema
de Orquestas, Miguel Cabrera y la Triple Corona de las Grandes Ligas y Osmel
Sousa con nuestras Misses.
Otro
inconveniente que tenemos es presentar la crítica sin propuesta: “no me gustan
las opciones, ergo, no voto”, en vez de darse un alto activismo político, donde
todos los actores de la sociedad se den a escuchar exigiendo sus derechos.
Siempre
hemos sido un país que rompe las expectativas, cuando el resto de la comunidad
internacional no cree en nosotros, lo logramos, sino recuerden la doble corona
de Miss Universo que tuvimos. Cuando dijeron que en las sociedades altamente
polarizadas la abstención era inmensa, en las Primarias de la M.U.D. y el 07 de
Octubre rompimos récords de votación. El venezolano sorprende, pero creemos que
necesita un empujonsito para volver a creer, para volver a renacer.
Creo en Venezuela surgió de esa sensación de tener las manos atadas y querer hacer
algo pero no poder cumplirlo, de esa impotencia que un grupo de jóvenes
teníamos atorada en la garganta, y así decidimos no callarnos más y de alguna
manera aportar un granito de arena para tener la sociedad en la que queremos
vivir. Poco a poco hemos ido presentando actividades con la esperanza de que la
sociedad nos acepte y se nos una, no
vemos colores, edades, ni cuentas bancarias, sólo nos interesa mejorar una
sociedad que se ha ido empequeñeciendo, deteriorando y callando ante los
recientes acontecimientos.
Estamos
conscientes que es un trabajo arduo, pero estamos más que contentos de luchar
por nuestro país, de levantarnos después de cada caída, de ayudarnos los unos
con los otros, dar una mano amiga en los momentos difíciles, y celebrar en los
momentos felices, queremos ver a Venezuela reconciliada de una fractura que
lejos de curarse, cada día se ve más profunda.
Si quieres que te escuchen, grita.
La
soberanía reside en el Pueblo, no en quienes gobiernan, ¿quién mejor que
nosotros mismos para crear el país que queremos?.
Es
una decisión sencilla, si arrodillarnos y callar ante las cosas que nos
descontentan, o por el contrario levantarnos y lograr nuestra meta. Si somos el
pueblo, deberíamos decidir nosotros mismos cómo queremos vivir.
No
estamos solos, muchos nos sentimos así, pero en la Unión está la Fuerza,
y si por fin entendemos que unidos somos más poderosos, llegaremos a la cima,
donde la vista es mucho más hermosa.
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