Es difícil expresar en palabras la
sensación de volver a casa. Sinceramente pensé que no volvería más, que
no tendría la oportunidad de ir en tan poco tiempo, y lo logramos.
Un grupo de 8 personas de LUZ decidimos montarnos en un avión que a algunos los llevaría a casa, y a otros les robaría el corazón como a mí la primera vez. Pero no fuimos nosotros 8 solamente quienes dejamos el alma en Nueva York y Boston, fuimos más de 200 venezolanos que estuvimos en el Modelo de Naciones Unidas de Harvard, una experiencia sin comparación, sin estructura mental, tan sólo con un sonido y una vibra que no nos dejarían ser los mismos de nuevo. Un Harlem Shake que nos patearía el corazón mientras nosotros pateábamos sus calles.
Un modelo de 3500 personas, con distintos comités para resolver problemas reales o ficticios, donde, personalmente, estuve 4 días sufriendo para levantar a la Nación y no recibir un Golpe de Estado (igual nos dieron un Golpe de Estado).
No les puedo explicar cómo me sentí cuando toqué el JFK, pareciera que nunca me hubiera ido, como si mi alma hubiese regresado a su cuerpo después de todo este tiempo. Tampoco puedo describir el gigantesco vacío que me dio partir de mi hogar, de mi ciudad, para volver a "casa".
No quiero que piensen que me-iría-demasiado, porque probablemente sí me iría demasiado, y me apena decirlo, debería preferir mi país antes que a cualquier otro, pero es mentira, y estoy cansada de autoconvencerme que Venezuela puede volver a ser un país de bienvenidas cuando la verdad es que ni sabemos desde hace 3 meses donde está el Presidente Electo (no juramentado).
Esta es mi manera de decir "hasta luego NYC, nos vemos pronto", y ese pronto cada vez se acerca más, y ese pronto va a seguir siendo mi Norte. Ese pronto va a ser mi hogar.
Un grupo de 8 personas de LUZ decidimos montarnos en un avión que a algunos los llevaría a casa, y a otros les robaría el corazón como a mí la primera vez. Pero no fuimos nosotros 8 solamente quienes dejamos el alma en Nueva York y Boston, fuimos más de 200 venezolanos que estuvimos en el Modelo de Naciones Unidas de Harvard, una experiencia sin comparación, sin estructura mental, tan sólo con un sonido y una vibra que no nos dejarían ser los mismos de nuevo. Un Harlem Shake que nos patearía el corazón mientras nosotros pateábamos sus calles.
Un modelo de 3500 personas, con distintos comités para resolver problemas reales o ficticios, donde, personalmente, estuve 4 días sufriendo para levantar a la Nación y no recibir un Golpe de Estado (igual nos dieron un Golpe de Estado).
No les puedo explicar cómo me sentí cuando toqué el JFK, pareciera que nunca me hubiera ido, como si mi alma hubiese regresado a su cuerpo después de todo este tiempo. Tampoco puedo describir el gigantesco vacío que me dio partir de mi hogar, de mi ciudad, para volver a "casa".
No quiero que piensen que me-iría-demasiado, porque probablemente sí me iría demasiado, y me apena decirlo, debería preferir mi país antes que a cualquier otro, pero es mentira, y estoy cansada de autoconvencerme que Venezuela puede volver a ser un país de bienvenidas cuando la verdad es que ni sabemos desde hace 3 meses donde está el Presidente Electo (no juramentado).
Esta es mi manera de decir "hasta luego NYC, nos vemos pronto", y ese pronto cada vez se acerca más, y ese pronto va a seguir siendo mi Norte. Ese pronto va a ser mi hogar.
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