I
No sabía lo intenso que
podía ser esto, a pesar de que me lo advirtieron sopotocientas veces, una
vocesita dentro de mí lo gritaba a oscuras, y supongo que entonces, soy
culpable de todos los cargos en mi contra.
Sé que estaba buscando
una aventura, y que nunca había hecho algo más arriesgado que ir en un carro
por Caracas a las 3 de la mañana, un poco ebria, con un pocotón de gente que
acababa de conocer y unas amigas de Maracaibo, pero esto es mucho más fuerte de
lo que yo esperaba, tengo miedo por mi vida, porque no me ha dejado de gustar
esto, y por algún extraño motivo, sigo aquí.
II
Tengo muchos días ya
cansada, del tráfico, de (no) estudiar, de pararme temprano (y llegar tarde),
de vivir como si pudiera con todo. No sé como explicarme, algo así como un
intento (en vano, creo) de demostrarle a todo el mundo, y a mí misma, que sí
puedo con esta carga, y que soy una chica súperpoderosa, que puedo salir bien
en la universidad, puedo tener novio, estar bien con mi familia y amigos, salir
todos los fines de semana, incluso en la semana, y que la vida sigue… que
aunque me rompan el corazón, la vida sigue.
Pensé que eran
tonterías, pensé que sólo estaba en mi cabeza, que ése sentimiento de grandeza
se debía a un ego muy grande, y a un talento innato de manipular
persuadir a las personas de que yo no estoy mal, los demás sí.
Supongo que todo mi Yo
tiene que ver con un poco de labia heredada, saber utilizar las palabras, o
mejor dicho, saber acomodarlas en la frase. De vez en cuando me siento culpable
cuando lo hago, porque sé que lo estoy haciendo para quedar bien con todos,
incluso conmigo, pero ya está bueno ya de tanta guachafita, por eso decidí
aventurarme, decidí que ya era suficiente de los cuentecitos y de vivir la vida
cómodamente, sin pensar, sólo dejándome llevar. Sin embargo, lo que no me
esperaba, era que me gustara tanto esto, de pana que lo hice un poquito de
atrevida, y como dicen en Colombia… el riesgo era que me quisiera quedar… y me
quiero quedar.
III
Entendí entonces que
era hora de hacer las maletas, de besar la vida porque quién sabe qué, y que
ahora, como están las cosas, mañana me pueden volar el coco con una metralleta.
El país no está para
estar de risitas, la cosa está dura por allá en la calle, no se consigue la
comida, la ropa, las medicinas. El presidente encadenado hablando paja, y una
tensión inevitable por las próximas elecciones de octubre. Inundaciones por
aquí y por allá. Cortes de luz a lo largo y ancho del país. No hay agua, no hay
pan. No hay dinero, no hay divisas. Que si los pasajes de avión carísimos, no
hay carros, no hay repuestos, no hay gallinas para cocinar, todas las gallinas
se fueron a gobernar.
La vaina está tan
arrecha que ni buenos hombres se consiguen, de esos que tienen un poco de la
vieja escuela. Aquellos idealistas revolucionarios, con intenciones de cambiar
el mundo, de vivir en paz, de vivir en amor y fraternidad y calma. Todos ahora
andan con el toqueteo, la risita, y la moda, cambiaron el papel con las jevas,
se la pasan viéndose en un espejo, que si la ropa, la vaina, la huevonada, y
aja, bueno, yo se que yo me iría demasiado, pero ese es un iría que nunca se
va, nunca se da. Por eso decidí que era hora de empacar, tomarme un red-bull, y
arrancar, sólo que no sabía que no habría vuelta atrás.
IV
Me fui encontrando
gente en el camino, de distintos tipos, distintas clases y colores, e intenté
tomar lo mejor de cada una. Modestia aparte que usualmente tengo un buen ojo
para seleccionar amigos, adquisiciones y culitos. Creo que tengo un talento
innato para saber con quién juntarme y con quién no, y en qué momento, me
tripeo tanto a los buenos como a los malos, pero estoy siempre pendiente.
En fin, el punto es que
saqué lo mejor que pude de todos los grupos, que si de los sifrinitos
caraqueños, y los alternativos pueblerinos, desde los malandros hasta los
cerebritos, un poco de cada cosa, fui probando cada sabor, y me fui enamorando
de mí misma a medida que iba pasando el tiempo. Ya les dije que tengo el ego
inflado, ya irán viendo qué tanto.
Conocí muchas personas,
de todos lados, desde la Caracas del Este del Este, hasta de Guayana y Bolívar,
uno que otro comegato, algunos pavitos que tal, otros rock and roll que si
Trash y The Clash. Pero usualmente los que más me gustaron fueron los letrados,
los cultos, los que sabían la diferencia entre una Utopía y una Distopía, entre
un Bernard Marx y un Helmholtz Watson.
Los que entendían que
El Mundo de Sofía era una recopilación mínima de ciertas cosas básicas que debe
saber el Ser Humano.
Aunque también me dí
cuenta que muchas de esas personas son demasiado soberbias, como yo, que a
veces pueden llegar a ser muy pedantes e insoportables, con la nariz pa’rriba
creyéndose los Aristóteles de la era moderna, entonces de nuevo caí con
aquellos que quizá no saben tanto, pero que tienen un corazón muy grande.
En otro tono de ideas,
fui y vine como quise, pero nunca presentí que vendría este asunto, que estaría
aquí sentada hoy para revelarles El Secreto, pero ya va, primero lo primero, no
les puedo contar el final sin que sepan un poco del principio. Deben saber que
nunca me imaginé lo grande que sería esto, y lo poco que sabía, y aún, lo poco
que sé, pero que se me hace agua la boca de saber más, necesito saciar las
ganas de conocer lo demás.
V
Vamos desde el
principio, para entender el medio y el final. Todo comienza con que fui hija
única, y nunca me parecí a los demás, todos eran muy iguales, mismas familias,
todas conectadas, entrelazadas, divorciadas e infieles, todos y que súper
católicos, súper mentirosos, y súper bonitos. Acaudalados, buenmozos e
inteligentes (pero ojo, ser inteligente para la sociedad significa saber lo que
la sociedad quiere que sepas, no lo que de verdad necesitas saber, eso te lo
enseña la vida). Luego retomaré este punto, pero la situación radica en que no
me parecía a nadie y tampoco quería hacerlo, así que busqué otros inconformes
en la sociedad, otros Bernard Marx por así decirlo, y los fui encontrado, y me
fui sintiendo mejor, me fui aceptando y queriendo más… Pero creo que eso de
buscar a otros pares ya se los había comentado un poco más atrás.
Es que aja, al
principio uno no sabe que es diferente, uno simplemente no se siente cómodo que
si con el reggaetón, con el Cacique, con ir a rumbear que si a Roller, a Le
Club, o a Stigma. Que si ponerse la faldita súper corta, y con las tetas al
aire pero no tanto, que si Louis Vuitton, la Longchamp, el Chan Chan o el
Pioggia, que si hacerme las lolas, ir a Magenta y a Miami… que si esto que si
lo otro, que si el dinero, los viajes, la salidas, los novios, la moda, las
drogas, los lentes, la ropa, los libros de moda, pero uno no entiende todavía
qué es lo que está mal, si soy yo, o si serán los demás…
Y es que… ¿cómo podrían
ser los demás, si de hecho… son más?, pero cuando al fin lo descubre, que no es
uno, que sí son los otros, es como si te iluminara la Rosa de Guadalupe, la
Virgen María, Allah, Buddah, o cualquier deidad en la que se crea, simplemente
entiendes que hay otra vía, que no es una sola, que hay un camino
distinto al que conociste desde siempre, que hay más opciones, y que no siempre
el camino por el que va la mayoría, es el único, bueno y verdadero.
Hay momentos en que la
mayoría se equivoca, sino pregúntenle al pueblo alemán con Hitler, al cubano
con Fidel, o al venezolano con Chavez.
VI
He aprendido también
que no hay una respuesta única o verdadera para las preguntas, siempre hay mil
respuestas, que pueden ser mitad ciertas y mitad falsas, que puedes agarrar un
poquito de todo, de lo que más te guste, y hacerlo, y que no todo ha sido ya
inventado, pero lo que sí, puede llevarte a cosas infinitas, cosas
maravillosas, si así lo quieres.
No siempre es bueno
hacerse expectativas con respecto a algo, porque las cosas pueden ir peor que mal,
o mejor que bien, pero sí es bueno hacerse un mapa mental, un planteamiento de
hacia dónde se quiere ir, cuales son nuestros principios, y si no los tenemos,
tenemos que ir buscando, no está mal copiarse de los principios de los demás,
ni que tuvieran derechos de autor, lo que no está bien es quedarse siempre con
los mismos principios… así forever. Las personas vamos cambiando, y por ende,
si cambiamos el destino, tenemos que cambiar la ruta y la táctica. No tiene que
ser un giro de 360 grados, o puede que sí, pero siempre teniendo un Norte, y
establecer nuestro Sur, Oeste y Este.
VII
Me he ido enamorado de
la vida, y a veces siento que tengo un corazón muy grande y no siempre veo
reciprocidad en el asunto, incluso hay momentos en que estoy harta de las
cosas, y quiero pegarle un tiro en la cabeza a todo el mundo, poner una bomba
nuclear, e irme a la luna y activarla. Pero aja, todos tenemos nuestros malos
días. El asunto es tomar lo bueno de esos malos días, aprender de ellos, y
mejorar como seres humanos. Siempre, siempre siempre siempre, hay una salida
para todo.
VIII
A veces pienso que sería más facil no saber de la vida, no saber de las
cosas, estar pendiente de nada. Bien han dicho ántes que la ignorancia es el
opio de los pueblos, y es totalmente cierto. La vida es más fácil cuando se
vive sin vivir, pero es mucho más colorido con altibajos, conocer un poquito de
cada cosa, saber que el mundo es mucho más inmenso de lo que creemos. Que la
tierra no es una bolita de cristal, y que entre tantos Dioses, cuentos,
colores, sabores, entre tantas historias y tragedias, sí hay un pequeño espacio
reservado para nosotros en la humanidad. Que podemos aportar un pequeño granito
de arena para que todos vivamos mejor.
Pero que sea mejor no quiere decir que sea más fácil, hay que hecharle
muchas bolas, mucho sudor y lágrimas. Pero a que prefieren eso a que vivir
incípidamente… Yo también, para eso estamos aquí.
IX
Supongo que sigo aquí, en este mood, con este state of
mind, porque me gusta no ser igual a los demás, porque me gusta que me lo
reconozcan, y que me lo digan.
Me gusta que cuando las
personas hablan de un libro, de un hecho, de una noticia, yo sepa de qué están
hablando, porque lo leí, lo oí o lo ví. Me gusta creer que aunque no soy la
persona con la mente más abierta, porque al igual que todos, soy un ser humano
con defectos que tiende a juzgar los defectos de los otros, todavía estoy en el
camino para intentar aceptarlos.
Sé que no estoy cerca,
que me falta mucho camino por recorrer, y todavía no sé como es estar allá, en
la cima, pero dicen que es muy hermoso, y siento muy por dentro que es mejor de
lo que cuentan, pero en realidad estoy disfrutando el camino, y si creo que voy
muy rápido, busco un árbol y me siento, busco un libro y me pierdo.
De todas maneras no hay
una hora determinada para llegar a la meta, y prefiero ir a mi propio paso, ya
veremos como resulta esto, solo espero no perderme del ocaso.