22.8.15

No vuelvas sin razón

Quizás fue la nostalgia que me hizo pasar por aquí, jamás lo sabré con certeza; seguiré pensando que este espacio es una buena idea, aunque ya nadie lo lea. 

Han sido seis años de alegrías, despechos, amarguras, y sigo volviendo a ti. Siempre fuiste la respuesta. Y hoy reconozco que todavía tienes la razón, pues siempre fue tu decisión. No importan los títulos, los viajes, las aventuras, los sueños que he tenido con Eduardo, Rodrigo, Ricardo o Andrés, el nombre ya no importa. El tiempo me enseño que cambia la piel, no el sentimiento. 

Es la 1:18 AM, y solo quiero que me escuches, donde sea que hoy estés, si la luna te arropa o te inunda la brisa, hoy me siento solitaria. Aunque mi amor esté a diecisiete horas de distancia, sus manos me hacen falta. Todavía no he podido arreglar esa tembladera cuando me incomodo. Pero incluso en esta noche fría, daría todo por esa situación deseada que no podría controlar. Ese ratón moral que dura meses acompañado del por qué desesperado. Siempre serás la frustración de un estornudo no consumado…

Quisiera no negar mi naturaleza, pero es delicado no atender al comportamiento de un animal salvaje. No soy domesticable. Y los últimos 10 meses he estado llena de profundas dudas y arrepentimientos. Grandes logros requieren grandes sacrificios y estoy segura di mi vida entera por llegar a este peldaño, y aún no he culminado.

Ya no solo estoy sola, sino confundida. Quisiera escupir todo el cansancio y terminar con tus juegos, ya estoy grande para la gracia, ya me amarro mis sandalias yo solita. Pero me encuentro en un laberinto de país, y coincido en distintas ciudades con distintas sombras y no me acostumbro todavía a tener historias con cada una de ellas, porque al final a nadie le gusta ser mártir, sino prócer.

Estoy cansada de esconderme, de dudar, de doblepensar, ya quiero ser solo yo y dejar las mentiras. Cada vez el laberinto se vuelve más complicado, y cada vez tengo que evitar a más apellidos. Supongo que yo también me he buscado peleas con todas esas pelirrojas y rubias, pero mi ego me impide arrodillarme así de fácil. Espero que te olvides de todo eso y me permitas presentarme de nuevo. Hoy me despido para poder ser otra. La del micrófono, la independiente, la prócer. La que recita en tres idiomas al individuo sentido y al colectivo resentido, sin juzgar al autor por su pasado, sino por su futuro.


Ya no espero más por ti.