No es
casualidad el silencio de la Mesa de la “Unidad”, es complicidad. El
comportamiento de algunos de sus integrantes corresponde coherentemente a sus
propios intereses, aspiran el status quo de Venezuela donde el régimen de
Maduro canta, y la oposición aplaude.
Sus voceros prefieren mirar hacia el
otro lado, e ignorar las agresiones al pueblo venezolano. Aveledo carece del
mínimo sentido común para si quiera aparentar preocupación por el caso de
Leopoldo López, mucho menos mostró remordimiento con relación al ilegítimo
despojo de la investidura parlamentaria de María Corina Machado. Ramón
Guillermo abandonó a Leopoldo, a María Corina y al pueblo venezolano.
Es preocupante que los pseudo líderes de
oposición pretendan velar por los intereses del pueblo, sentándose a dialogar
con un régimen que aumenta la represión, a pesar que el nivel de las protestas
haya disminuído. Es un pecado “dialogar” con el opresor, siendo el oprimido. El
problema más grande radica en que ni Bassil Dacosta, ni Geraldine Moreno, ni
Roberto Annese asistirán al diálogo puesto que pronto cumplirán cuatro meses de
asesinados, y sus casos todavía impunes.
En este sentido, cada vez la Mesa de la
Unidad pierde más credibilidad, porque dejó de escuchar la voz y las
preocupaciones de los venezolanos de oposición para representar intereses
particulares. Si hay algo que comparte el régimen y la mesa, es que como el
comandante, su cinismo también es galáctico, eterno y supremo.
Pero en un régimen dictatorial nadie es
intocable, y la MUD está desfasada de la realidad si creen que ellos sí. Y
cuando llegue el momento, cuando las condiciones estén dadas, cuando el pueblo
y el venezolano de a pie toquen fondo, y la calle sea nuestra, no olvidaremos
quién luchó, y quién no.
El pueblo venezolano perdona, pero no
olvida. Y quien hoy le da la espalda a los estudiantes, quien hoy le da la
espalda a la sociedad civil, a los obreros y trabajadores, a las madres de
familia, mañana no puede pretender quedar impune. Esto también aplica a todo
aquel alcahueta que apoya las barbaries de este gobierno, a los enchufados.
Como en los juicios de Nuremberg, como a
Milošević, quien no abogue por el bienestar del pueblo, quien voltee la cara en
tiempos de dictadura, quien diga que actuaba bajo órdenes superiores,
responderá ante la justicia, para que los venezolanos puedan abrir sus corazones
de nuevo, y en algún momento, perdonar y redimirse.
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