20.10.12

tumbaron al hombre, PERO NO A LA IDEA*


Lo primero que pensé el 07 de Octubre al saber que habíamos perdido, fue una imposibilidad de existencia demasiado arrecha. Es decir, sentí que me clavaron un puñal en el corazón y que todo era mentira, que la realidad que vivimos era simplemente una ilusión. No podía entender como estos 14 años de violación continua a la dignidad del venezolano, de muertes a diestra y siniestra sin importar la clase social o el color de piel, y el abuso por parte del Estado a quien no le jale bolas, triunfaran por 6 años más.

Es decir, el Gobierno en 6 años va a tener la edad que tengo yo ahorita.

20 años en el Gobierno.

20 años de inflación exacerbada, de muertes fijas, de secuestros, atracos, robos, maltratos, indiferencia por parte de los Órganos y Entes Públicos.

Y sentí que perdí el alma entera, que sin importar lo mucho que nos habíamos esforzado ese día, nada valdría de nuevo la pena. Se me partió el corazón en mil, y me vinieron todos esos personajes a la cabeza que el Gobierno me ha arrebatado. Personas que llegué, o no, a conocer, pero que si este Gobierno nunca hubiera llegado, ellos seguirían con nosotros. Desde aquellos que sus vidas fueron arrebatadas por el hampa, como aquellas que no pudieron sobrevivir por no encontrar las medicinas necesarias.

Pero entonces, después de estar contra el piso por un día y medio, después de sentir el peso de la realidad por completo, pensé que lo que más me había dolido no fue que ganara Chavez, sino que perdió Henrique Capriles. Que perdió aquel pseudo-Dios que nos devolvió a la vida, que nos regresó la esperanza y el querer tener un nuevo país. Y se me volvió a ir la mente y la vida cuando ví el 08 de Octubre como su biografía de Twitter de nuevo decía "Gobernador de Miranda".

Pero ya me levanté de nuevo, ya me sacudí la depresión más grande y arrecha que he tenido en mis 20 años de vida. Y es que cuando veo a mis primitos, a mis vecinitos jugar por ahí, o a los niños de primaria en los colegios, sigo queriendo más que nunca un nuevo país. Y un buen país.

No me quiero rendir, quiero luchar más que nunca, quiero salir de nuevo a la calle, quiero seguir trabajando en los centros de votación, quiero, con la Constitución en la mano, hacer respetar los preceptos y fundamentos con los que separaron a nuestro hermoso país del Reinado español.

No puedo fallarles a la generación de relevo, no quiero que piensen que nos rendimos. No quiero vivir en otros país y que cuando mis hijos me pregunten porque no estoy aquí, tener que decirles que fue porque me rendí, que fue porque no me importó abandonarlo todo.

Ellos vienen pronto, algunos incluso podrán votar en esas elecciones, pero si algo he de hacer, es por lo menos dejarles el camino listo, con mapa, linterna y carpa en el bolso, y una sonrisa y unas energías gigantes que ayuden a cambiar nuestro hoy por hoy.

Cuando oí a un niñito que acompañó a su papá a votar gritar HAY UN CAMINO! se me arrugó el corazón, y pensé: "por tí es que quiero luchar, por tí, por ustedes y por los que vienen". ¿Cómo podemos fallarles? ¿Cómo podemos regalarles este país a quienes no lo aman y no lo aprecian? ¿Cómo podemos dejar esa esperanza morir?

Otro niño que nos vio llegando de una de las manifestaciones por Karen Berendique nos dijo que no dejáramos que eso volviera a pasar, que siguiéramos luchando y siguiéramos manifestando.

¿cómo podemos dejar eso de lado a pesar de esta derrota? cuando recuerdo esas cosas siento que esta derrota fue mínima, fue una pendejada, nosotros ganamos más, nosotros ganamos una reputación, y vamos a ganar un país, no nos podemos rendir.

Ahora más que nunca hay que seguir el camino, y hay que traernos a nuestros panas de aquel lado para que se tripeen con nosotros el camino.




"Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera" - Pablo Neruda

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