Solía ser una persona muy
normal, fuera de lo habitual, pero dentro de eso, normal.
Muy informal, eso sí, con
cara de despreocupación y de sensualidad, y suelen decir que siempre muy
coqueta. Maliciosa, pícara, y coqueta.
Tardé en entender esta faceta, quizá si
me hubiese dado cuenta ántes, las cosas hubiesen sido distintas, pero todo se
dio por sentado, y siempre sola, la felicidad tocó la puerta,
alcanzando éxitos momentáneos, y satisfacciones usualmente banales, pero por
fin entendí que debía estar en constante cambio, porque sino, no.
De Huxley pasé al Gran
Hermano, y del Gran Hermano a Mr Mojo, pero cada día más miserable, y cada día
más vacía. Quizá después de todo la ignorancia sí es felicidad pura en nuestras
manos, pero hasta que no lo aprendemos, no lo sabemos y no la extrañamos.
Entendí por fin que nunca
había entendido nada, aunque pensara lo contrario, y que por más que por fin
tuviese la vaga ilusión de haber encontrado la respuesta, la pregunta más bien
se había puesto más complicada. Y todo se echó a perder de nuevo. Todo lo que
creía que conocía, se volvió a ir a la mierda.
Y no hay satisfacción más
grande en el mundo que sentirse amado y querido, porque en teoría, es lo único
que queda. Ya ni Winston ni Bernard me entendían, y aprendí a querer la soledad
de El Príncipe. Llegué a entender su miseria, y a amarla sin más que con el
trago amargo de estar sola en un camino correspondiente solo a mí.
Y sé que Olive y Sofía me
entienden a veces como nadie, sé que esconderse en una gaveta de tu mente tiene
sus beneficios, pero ya estoy tan cansada, y tengo mucho frío.
Entonces no sé qué es
exactamente lo que pido, porque ya nada me llena, y me está pegando el vacío.
Sé algo, creo, y es que huir siempre pospone mi dolor, pero nunca lo quita.
Aunque intente abrir un nuevo capítulo, no soy yo quién decide cuando es que por fin se
termina.
Tengo el corazón arrugado,
roto y desteñido. He intentado encontrar alguien que me tiente, que me
sorprenda, y que me intrigue, pero me he autosaboteado todos estos años. Como
quien quiere la cosa pero se hace la loca, y cuando por fin la tiene, se asusta
y la bota. Exactamente como si no quisiera ser feliz, como si después de tener
el helado, lo soltara para que la gravedad lo aplastara al piso. Y ese piso
pesa… me pesa mucho y cada día.
No basta con llenarme la
cabeza de letras, de leyes, de vidas… solo para olvidarme que en algún punto se perdió la mía. E intento reinventarme y salvarme de un destino que parece
inminente, pero nunca nada funciona, y ya el cielo está estrellado… como quien
ya está listo para ser hermitaño, estar solo y por siempre aislado.
Quiero un cariño que va más
allá de novios y extraño a alguien que nunca tuve como mía, pero tuve la
ilusión de algo más o menos.
Sé que sueno inconsistente,
pero no tengo prisa y el tiempo se me va de las manos, espero que todo esto no
sea en vano, y que todos encontremos -eso- que tanto buscamos.
Hay mucha substancia en esta nota. Solo queda decir que comparto tu sentimiento, tu saudade...
ResponderEliminarMe siento perdida.
ResponderEliminar