7.12.11

de los cuerpos exhaustos pero las mentes que no se apagan.

Para los Fideles, los Che y los hombres que de par en par van abriendo nuestras mentes e ideas sin notarlo.
Para las Anna Bolena, las Catalina de Aragón, las Isabeles del mundo. Para las mujeres irreverentes, e insaciables, que no se dejan esclavizar en un mundo de bigotes y corbatas.
Para mi pequeña loc(omotor)a, a ver si adivina cómo y por qué surgieron estas letras, y a ver si sabe qué hacer con ellas...


...Alguien con todo su esplendor en su alma y no en su cuerpo. Con envidiables cuentos de travesías y travesuras simpáticas y patéticas, sonrisas humildes y descaradas. Alguien con la mirada segura, asesina, que me aniquile y me reviva todos los días antes de dormir y al despertar... No un filósofo más, que estoy cansada del pseudo-intento de intelectualidad (banal), juntando sus caprichos con el esnobismo actual... Pero no más.

De cabellos cortos e ideas largas, porque al parecer la viceversa está de moda, y la idiotez nunca pasa de temporada.

Con ideas brillantes e interesantes, humildes. Sin la popular sobrecarga de adornos, de palabras y promesas, las necesito concretas, y creíbles. Nada de Monte Olivo y Monte Everest, algo más casual, natural y majestuoso... como La Gran Sabana, o más simple, como compartir la sábana de nuestra cama.

Bien que sea real y palpable, que me palpe, que me reviente y me destroce con las palabras que nunca quiero oír de otras bocas, sólo de la suya... tan jugosa, tan insaciable. Tan llena de ideas y palabras disparadas como balas hacia mi pecho, intentando apaciguar los nervios.

Y caer en su boca. Inevitable y perdidamente. Sin contemplación, y con el descaro que me (re)presenta.

Lógico y racional, porque me cansé de los jevos que parecen jevas, tan impredecibles (y prescindibles) como inseguros y dependientes. Ya dije que el punto siempre va para el independiente (y muy interesante), con sus misterios de bar en bar, e historias de virginidades arrebatadas como cuchillos aniquilando reinas incestosas... Majestuosas. Que sus ojos oculten la verdadera historia de cómo se descubrió Roma, pero su sonrisa escupa todas las verdades con cariño, con calma.

Y que sin leerme sepa todo lo que está aquí escrito, lo que mis ojos ocultan, y mi sonrisa calla. Lo que mis manos han vivido en otras murallas, y lo que en mi piel se desvanece, con cada beso que me atrapa.

Yo quiero al que sabe lo que quiere... y sin barba, que eso pica. Sin cigarros, sin delirios que me ilusionen en vano. Y con un corazón taaaan grande, que me dé un pedazo para guardarlo por siempre en mí, y llevarlo en el camino.

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