24.11.11

de las máscaras y otros suspiros.

Por los Fideles del mundo, que yacen enterrados en los jardines eliseos, que yacen muertos y desangrados.
Por los poetas muertos latinoamericanos, enamorando a las pequeñas doncellas que hoy los leen, enamorándolas en vano.
Por la injusticia que hoy se comete, esperando que algún día La Resistencia se complete.


Fidel, si en algún momento notaste en mí un capricho, o un impulso, con aires de lujuria en mis ojos apagados, y creíste que mis labios te tomaban como dueño, pues lo siento, interpretaste mal mis intenciones y mis ilusiones de adolescente retirada. Si en algún momento te di a entender que tenias mi mundo a tus pies, y que mis sueños te tenían como protagonista, pues lo siento, nunca te tomé en serio, y nunca fuiste mi Dios griego.

Fidel, quiero que comprendas todas mis decisiones previas, para que luego sepas por qué te rechazo y repudio ante todos los Fideles y los Che que han pasado por mi vida (sí Fidel, no eres el único que ha pasado, y se vendrán más a esta historia... Kennedys, Mussolinis, incluso Perones y Sarkozys).

Nunca tuve la necesidad de estar contigo, nunca tuve la intención de llevarte o elevarte a un lugar en mi mente donde fueras -the only one-.

Tienes que saber que nunca fuiste demasiado, ni fuiste suficiente, solamente fuiste y viniste a tu placer y conveniencia, tomando en cuenta que eres un caprichoso y romántico empedernido y abochornado por la sociedad, eres un incomprendido, y siempre supe que no eras el camino.

Me diste a entender con tus comportamientos irracionales y tus huidas constantes, tu mirada avergonzada o tus labios enredados, que no eres quien pensé que podías ser, sin saber las cosas me dejaste sola en un concierto de chismes que me hundieron hasta desangrarme por completo. Me abandonaste sin que hubiese motivos, y comprendí que no podemos, ni si quiera, ser amigos.

Por eso, no importa como se desarrolle esto, no quiero saber nada de lo que tienes que decir, no las tienes bien puestas y eres una incongruencia en persona, un garabato, un boceto de alguien que puede ser, pero nunca lo será (no porque no pueda, sino porque no quiere). No tienes tus ideales establecidos, y, si me permites reprocharte, tienes tus caprichos bastante desatados.

Me quito la máscara de que todo está bien, porque nada está bien, nunca lo estuvo y no creo que lo llegue a estar. No establecimos reglas en el juego porque no hubo un juego, así que no estamos ni en tu cancha, ni en la mía, no hay ganadores, ni perdedores.

Creo que es hora de que aclares tu panorama, te fumes uno en la mañana, y pases el resto del día analizando tus delirios, pero ya no será conmigo, Fidel, ya no cuentas con la Evita de Perón, ni con la Jackeline de John.


Para Anna Bolena,
musa inspiradora en todos mis caprichos carnales y decisiones terrenales.

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