2.9.12

Otra limonada.

No has regado las matas, y se me ha ido olvidando tu rostro.

Pensé que era mi culpa, por haberte dejado solo. Pensé que se solucionaría todo... Pero nada fue como yo esperaba, y me fui un tiempo para olvidar que tanto te amaba.

Pensé en escribirte muchas veces, pero me mordía los labios para olvidarme de que fuiste para mí la sonrisa más grande, la excusa inolvidable, la mariposa MÁS GIGANTE, que por mi estómago habría pasado.

No has regado las matas, y tus ojos se sienten muy lejanos, ya no recuerdo tus manos, y tampoco el color de tu pelo.

Yo sé que ya es muy tarde, y que ya no queda nada... pero quiero saber que ha sido de tí, si te decidiste con esa cosa por fin, si al fin eres feliz... Que ya no queda nada, pero lo recuerdo todo, no tus ojos, ni tu pelo, pero recuerdo lo que me hacías sentir. El miedo que contigo viví. Esa sensación de arriesgada, de no pensar en nada, tan sólo pensar en tí.

Y voy y me repito quinientas veces frente al espejo que ya es muy tarde para seguir con esta güevonada, que ya no queda nada, pero no quiero creer que fue así, que todo se terminó aquí.

No has regado las matas, y se me olvidó el sabor de tus labios, tus manos por mi cuerpo, tu sonrisa pícara de que estás adentro, y tu barba hermosa recostada encima de mi ombligo, tapándolo del frío, mientras me miras intensamente.

No has cortado el pasto, y la casa se ha ido inundando de tan malas cosas, de cosas que jamás pensé de tí. Mis memorias ya no recuerdan tu cara, no recuerdan tus dedos, no recuerdan tu ropa, y se han ido borrando los -te quiero-, que algún día sentí por tí.

Pasan los días y cada vez te siento más distante, primero pensé que tenías una amante, luego entendí que siempre fuiste así. Pasan los días y ya no me da miedo enfrentarte, decirte que qué coño te pasa, que si he perdido mi tiempo aquí.

Y es que tú lo eras todo para mí.

Sé que ya no es tiempo para rosas rojas, que ya no hay un nosotros, no hay un ahora, que todo lo que pensaba de tí, y de mí, fue mentira, no puedo hablar de que "había", porque no hubo y nunca habrá. Sé ahora que todas las cosas en las que creímos no fueron así, que estabas decidido en dejarme a mí por algo que ni te importa.

Ahora sé que no le diste importancia a la relación, a nuestra situación.

Pero lo que no me deja de dar vueltas por la cabeza es que nunca regaste las plantas, no cortaste el pasto, y jamás compraste la cerca.


No hay comentarios:

Publicar un comentario